miércoles, 13 de enero de 2010

Bambi contra Godzilla

Bambi contra Godzilla

El niño que apenas sabe andar es probable que esté estudiando las posibilidades de un juego de habilidad y aventura que practicará algo más adelante, cuando le dejen salir solo al balcón: lanzar los güitos de las cerezas a las cabezas de los transeúntes y luego esconderse a tiempo, pero habiendo comprobado antes el blanco. La joven y bella mamá, aunque escasamente fotogénica, que le sostiene es en cambio tan buena que jamás habría urdido un jueguecito así. En realidad es enervantemente buena, como comenta a menudo la matriarca, su madre y mi abuela, hasta tal punto que Bambi a su lado parecería un asesino en serie. Y sigue hoy por hoy igual, así que no le ha debido ir tan mal. Como digresión os informo que si al altivo y cornudo papá de Bambi le mató un cazador, que para eso lo era, al propio cervatillo se lo cargó Godzilla de un pisotón, como se puede comprobar en un espléndido film de dibujos animados y nos cuenta el gran David Mamet, el guionista y director de cine y teatro, en su libro de recuerdos de idéntico título[1].Mamet es brillante y judío, caso de que eso no sea una redundancia, pero en lugar de aspecto de intelectual lo tienen de boxeador correoso. Mami y yo llevamos jerséis tejidos a mano, el mío modelo “golfo apandador”, un personaje del Disney menos ñoño que llevaba a antifaz y robaba al Tio Gilito. Mi madre además lleva una bata ligera de lunares y unos moñetes, o rulos o crenchas o yo que sé que me enternecen, qué le voy a hacer.



El libro es una delicia, sobre todo para los que nos gusta en buen cine.


[1] David Mamet: Bambi contra Godzilla, Alba editorial, 2008

1 comentario:

  1. El libro que reseñas me ha llamado la atención en varias visitas libreras pero no terminé de animarme a comprarlo. En cuanto al pequeño apandador, muy ajeno lo veo a los requerimientos del fotógrafo; será que en la calle pasaban cosas más interesantes.

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