martes, 15 de diciembre de 2009

Mi siglo: confesiones de un intelectual europeo


Ahora que está tan de lamentable moda buscar esencias, como Sarkozy (ese hijo de húngaro que quiere pasar por más parisino que la Edith Piaf, cuando la esencia de Francia es, precisamente, como comprobó su padre, ser tierra de acogida) con la francesa, y no es la de Dior, debo decir que para mí la Europa “esencia-l” no es esta del sur, junto al mediterráneo, sino la ‘Mitteleuropa’, preferiblemente la antigua del Este, donde como en una reserva de indios, pervivió mejor que aquí esa Europa de las catedrales, la música clásica y cierta literatura que es para mí el epítome, ya digo, del viejo y convulso, amado pese a todo, continente.

Pues bien, la esencia de esa esencia, esto es: la quintaesencia, es para mi este libro del poeta Aleksander Wat, una delicia larga y exquisita en colaboración con su gran compatriota el Nobel Czeslaw Milosz. Unas largas conversaciones y confesiones que como señala la contraportada son a la vez las de un intelectual europeo y a la par la historia de una época; o de varias: la comunista de una Polonia satélite de la Unión Soviética, la del exilio en París…Mi siglo se editó en Londres en 1977, diez años después de morir Wat, circuló clandestinamente por su país natal y ahora la disfrutamos nosotros en una edición cuidada, como es gala en esta editorial, y una buena traducción. Es desde luego una autobiografía espiritual, pero no sólo de Wat, ya digo, sino del núcleo de toda una cultura, la europea.

Me ha costado una pasta, pero vale más.

3 comentarios:

  1. Tomo nota del nombre, que no conocía.

    Lo que dices de la Mitteleuropa, que comparto bastante (aunque también me gustan las periferias: nosotros mismos, los portugueses -tengo pendiente uno muy gordo de Eça de Queiroz que me apetece un montón- los ingleses, los irlandeses... Y tampoco hay que olvidarse de los franceses y los italianos, una Europa más convencional, si quieres, pero muy europea) me recuerda a un húngaro que leí hace tiempo con gran placer: Sandor Marai. Las confesiones de un burgués, creo que se llamaba, me gustó mucho.

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  2. Te contesto aquí a tu pregunta off topic en mi blog: no, no lo he terminado. Suspendí la lectura hacia la mitad y no porque no me estuviera gustando (que sí), sino porque me apetecía disponer de algo más de calma para degustarlo. Por cierto, ahora estoy leyendo el que has recomendado varias veces de Banville sobre Blunt (con bastantes licencias ficticias) que me está encantando (mucho más que los otros dos que he leído de este autor, también a partir de tus elogios).

    En cuanto a que la Mittleleuropa sea la quintaesencia de Europa, no diría yo tanto. Quizá porque no tengo nada claro cuál es la esencia de Europa, si es que tal cosa existe. Pero, sin duda, esa región, la que fue en su mayor parte el imperio austrohúngaro, tiene algo que, a mí al menos, me resulta muy atrayente y que creo que ha dado una pléyade de personajes sumamente interesantes. Alemania (la actual) juega un poco un papel de bisagra entre ese espacio y la Europa occidental. Pero eso no quita que haya otros ámbitos que, contando también con tanta personalidad diferenciadora, formen parte indiscutible del "ser" europeo (si es que existe tal cosa). Sin barrer para casa ni tampoco mencionar a los imprescindibles franceses (sobre todo para ellos), mientras disfruto con la maravillosa ambientación del carácter británico que hace Banville no puedo menos que pensar que esa arrogante autoexclusión de la europeidad también es, mal que les pese, una contribución "esencial" a la misma. En fin, que es un tema demasiado resbaladizo este de qué es Europa.

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  3. Acantilado edita cosas maravillosas. Otra buena mirada a Europa de fines del XIX y comienzos del XX es la autobiografía de Stefan Zweig; me resultó un libro encantador y muy recomendable.

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